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Wynton visiting the Juvenile Academic Centre in Caracas

Wynton Marsalis visita el centro académico infantil de Montalbán

¡Increíble!, no paraba de decir Wynton Marsalis desde su llegada a la sede del centro académico infantil del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.
En el lobby, lo esperaba un sexteto de percusionistas y un cuarteto de trompetas que lo dejó sin habla.

Un abrazo efusivo para cada uno y gestos de aprobación acompañaron esta introducción a lo que sería una mañana llena de música y pasión dedicada al maestro del jazz que nos visita.

“La manzana se pasea” tocaron los más pequeños y le siguieron los grandes del jazz interpretados por lo más grandecitos. Desde los más pequeños hasta los más grandes hicieron gala de su talento, pasión y musicalidad frente a este gigante de la trompeta que no paró de prodigarles halagos.

Le faltaban las palabras, probablemente pudo decirlo mejor con su trompeta, pero la emoción de Wynton Marsalis se podía ver en sus lágrimas contenidas y la efusividad de sus aplausos.

Fotos en grupo, autógrafos, emoción desbordante colmaron las tres horas que duró la visita.

“Nunca en todos mis viajes por el mundo, de todas las orquestas de niños que he visto en pequeños pueblos y grandes escenarios había presenciado tanta vida, tanta música viva!, comentó.

Una trompeta le acompaña desde los 12 años y nueve Grammy y un premio Pulitzer avalan la majestuosidad de este genio del jazz. “He trabajado muy duro los últimos 25 años pero después de este día siempre será una vacación… lo que he visto en estos días me recompensa, este es un momento muy importante en mi vida”, expresó Marsalis justo después de recibir del maestro Abreu la banda e insignia de las orquestas juveniles de Venezuela.

Desde su llegada al país, Marsalis fue recibido por el ensamble de metales y sin siquiera registrarse en el hotel sacó su trompeta y tocó junto a los muchachos. La tarde del viernes la pasó jugando básquet con ellos, hablándoles de su vida, de sus sueños y sus secretos.

“Usted, además de ser el músico más grande de esta era, para mí, el más grande creador de este continente, aquí ha demostrado que tiene usted un corazón gigante…”, dijo en su discurso el maestro Abreu, quien además, en nombre de los muchachos, le pidió a Marsalis que regrese, que vuelva siempre, “esta es su casa”, recalcó el maestro visiblemente emocionado.

La Obertura de Guillermo Tell cerró esta fiesta y Wynton partió emocionado con la promesa de un pronto regreso. Una leyenda de la música, de carne y hueso, abandona la escuela de Montalbán con lágrimas en los ojos.

by Zinnia Martinez
Source: El Universal

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